• FFP2 o N95

Se consideran como las mascarillas que mejor filtran ya que bloquean el 94 por ciento de las partículas más finas (alrededor de 0,6 micrómetros). Están destinadas en principio para el personal médico, con el fin de proteger a la persona que las lleva.

Estas protecciones se adaptan a la forma de la cara sin entreabrirse. FFP2 es la apelación europea y N95 es su equivalente en el continente americano.

Al ser casi herméticas, se requiere un mayor esfuerzo para respirar, sin contar con que son más caras.

  • Las quirúrgicas

El uso de estas mascarillas de polipropileno, originalmente reservadas al ámbito sanitario, se expandió con el covid-19. Su objetivo principal es impedir que su portador contagie a los demás.

Bloquea al menos 95 por ciento de las partículas de 3 micrómetros. Así como las FFP2, no hay que llevarla más de cuatro horas.

  • Tapabocas de tela

Las mascarillas de tela, industriales o confeccionadas en casa, se generalizaron a raíz de la escasez de barbijos quirúrgicos al principio de la pandemia. Pero ahora estas empezaron a ser consideradas menos seguras frente a las nuevas variantes del virus. La capacidad de filtración de estos tapabocas ronda alrededor del 70 por ciento.

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