¿Qué está pasando con el Pantanal?

Cada año los incendios son más voraces en el Pantanal. Destruyen millones de hectáreas de bosques y campos. Alto Paraguay, Chaco. - Foto: Joel Recalde

Por Joel Recalde – Opinión

Hace 30 o 40 años, en la frontera que comparten Paraguay con Brasil, en la región del Pantanal, los periodos de sequía eran mucho más cortos, porque los campos retenían por más tiempo las aguas caídas en temporadas de lluvia. Este periodo de precipitaciones en esta región normalmente comenzaba en octubre y terminaba en marzo. Copiosas lluvias inundaban extensas superficies de campos, llenándose de vida el área del Pantanal. El río Paraguay se veía rebosante, lo que mantenía también llenos los riachos, las lagunas y toda el área anegable, a lo largo de su recorrido. En los meses de abril y mayo ya no se producían grandes lluvias, pero sí lloviznas permanentes, lo que mantenía el suelo muy húmedo. La falta de agua en las zonas más retiradas de la ribera se empezaba a sentir a partir del mes de junio, y se prolongaba hasta los primeros días de setiembre.

Este comportamiento cíclico del clima cambió lentamente con el paso de los años, hasta el punto de invertirse los periodos, es decir, esos siete u ocho meses de ambiente húmedo se redujo a tres o cuatro como máximo, prolongándose el tiempo seco. Las grandes lluvias tardan más en llegar. Diciembre antes era un mes lluvioso, un mes difícil para transitar por los fangosos caminos de la región. Enero, febrero y marzo eran meses de inundaciones. Estas grandes precipitaciones, especialmente en las últimas dos décadas, se están dando más entre enero y marzo. Incluso hubo años en que no llovió lo suficiente ni siquiera en estos meses, lo que fue arrastrando y encadenando problemas en el Pantanal.

El Pantanal, con sus 340.500 km², es el mayor humedal de agua dulce del planeta. Actualmente atraviesa uno de sus peores momentos en muchos años. Lo que antes era un rebosante manto verde, casi permanente, en los últimos años ha sido escenario de las peores tragedias ecológicas, presentando un triste espectáculo. Esta gigantesca llanura de la región central de América, compartida por tres países; Brasil (80%), Bolivia (15%) y Paraguay (5%), parecía hasta hace poco, una fuente inagotable de riqueza de la biodiversidad de flora y fauna. Pero los tiempos cambiaron, y la crisis no tardó en llegar.

Según el monitoreo satelital y los análisis de datos realizados por la plataforma científica brasileña, MapBiomas, en una comparación realizada en un rango de 38 años (de 1985 a 2023), el Pantanal ha cambiado su estructura. La superficie que normalmente está cubierta de agua se redujo en este lapso en un 61%. De acuerdo a los expertos, esta reducción se debe principalmente a la degradación del suelo, por la transformación de áreas naturales y la sustitución de bosques nativos. Los periodos de sequía son más prolongados y severos, y los incendios son cada vez más voraces, arrasando con millones de hectáreas de bosques y pastizales secos.

El Instituto Nacional de Investigaciones Especiales (INPE) de Brasil, alerta que, desde el 2019 los focos de incendios prácticamente se vienen duplicando año tras año en la región del Pantanal, rompiéndose récords de superficies quemadas.

Esta degradación de la masa húmeda afecta sensiblemente a toda región, tanto en el ámbito ecológico, social y económico. Los niveles de los ríos alcanzan mínimos históricos en sus cauces, tornándose innavegables en varios tramos. El agua que se acumula en los campos, después de una gran lluvia, ya no permanece por meses, como antes, sino desaparecen en pocas semanas, a consecuencia del suelo seco y sediento. El Pantanal ya no es el mismo de antes.

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*Joel Recalde es escritor, fotógrafo de naturaleza y profesor universitario en la región de la Triple Frontera.

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